sábado, 16 de julio de 2016

Carilda Oliver Labra

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1922-1943
Nace en la ciudad de Matanzas, el 6 de julio de 1922. Se gradúa de Bachiller en Letras y Ciencias en el Instituto de Segunda Enseñanza de Matanzas, en 1940.
1943-1952
Su primer libro, Preludio Lírico, fue publicado en Matanzas en 1943. Aunque apenas se insinúa la personalidad que poco tiempo después definiría toda su obra, este poemario representa el primer contacto de la poetisa con su pueblo. Ingresa en la Peña Literaria de Matanzas, en la que llega a ocupar diversos cargos, entre otros el de Presidenta.
Después de obtener el Segundo Lugar en el Concurso Internacional de Poesía, organizado por la National Broadcasting Co. de Nueva York, Estados Unidos, publica en 1949 Al sur de mi garganta, al mismo tiempo que trabaja en la biblioteca Gener y del Monte. Es declarada Hija Eminente de la Atenas de Cuba. En ese mismo año gana la Flor Natural en los Juegos Florales de Cárdenas, concurso nacional promovido por el Ministerio de Educación en homenaje al centenario de la bandera cubana. Su Canto a la bandera resultó el mejor entre ochenta participantes, posteriormente fue publicado, en forma de plegable por Ediciones Matanzas. En 1950 obtiene el Premio Nacional de Poesía del Ministerio de Educación por su libro Al sur de mi garganta. En 1951 le es conferido el Premio Nacional del Certamen Hispanoamericano, convocado por el Ateneo Americano de Washington, para celebrar el tricentenario de Sor Juana Inés de la Cruz, y el Accésit al Premio Nacional “Henández Catá”, por su cuento “La modelo”. En esa misma temporada culmina sus estudios en la Escuela de Artes Plásticas de Matanzas que la acreditan como profesora de Dibujo, Pintura y Escultura.
Hacia 1952 aparece en la antología Cincuenta años de poesía cubana, preparada por Cintio Vitier. Es así que su arduo trabajo literario y su vinculación con el mundo de las artes va dando frutos y reconocimientos. En 1952 contrajo nupcias con el abogado y poeta Hugo Ania Mercier, de quien se divorciaría en 1955.
1953-1959
. En este período hay varios hechos significativos en la vida y la obra de la autora: se entrevista con Gabriela Mistral en casa de Dulce María Loynaz; aparece incluida en Las mejores poesías de amor cubanas, publicada por la Editorial Laurel, de Barcelona, España; organiza el Primer Festival de la Décima, en el teatro Sauto; publica en su ciudad el Canto a Matanzas; trabaja en el diario El imparcial, encargándose de la sección “El poema del sábado”; ocupa el cargo de directora de Cultura del municipio de Matanzas. Escribe y envía a la Sierra Maestra el poema Canto a Fidel. Al triunfo de la Revolución en 1959, ya Carilda se ha consolidado como una de las poetisas cubanas más prominentes.
1959-1979
En esta etapa va a tener una intensa labor como profesora de inglés en escuelas de su natal Matanzas, así como en la ciudad de Cárdenas, ligando a su amor por el magisterio su pasión por la poesía. Algo a destacar es su participación en la campaña de alfabetización. Publica en La Habana Antología de versos de amor a la vez que José Sanjurjo la incluye en Poetas: poemas sociales, humanos y eternos; y en Poesía cubana contemporánea lo hace Humberto López Morales, ambos publicados en España. Toda su familia emigra a los Estados Unidos. Se casa en segundas nupcias con el tenor Félix Pons Cuesta.
En 1978 colabora en la compilación Poetas de Matanzas, junto con Lina García-Oña y Luis Lorente. En ese mismo año el escritor Roberto Cazorla funda en “El gallo de oro”, antiguo restaurante “Chicote” de Madrid, la Tertulia Poética “Carilda Oliver Labra” que aglutina escritores de habla hispana y honra en sus boletines y actas la obra de la poetisa.
1980-2012
Este período de su vida se va a encontrar signado por los homenajes a su obra en distintas latitudes, así como su participación en diferentes eventos nacionales e internacionales. Enviuda de su segundo esposo en 1980. Le otorgan la Distinción por la Cultura Nacional, el Premio Nacional de Literatura y Premio Hispanoamericano “José Vasconcelos”, le dedican la XIII Feria Internacional del Libro de La Habana. Recibe en dos ocasiones el Premio “Maestra de Juventudes”, que otorga la “Asociación Hermanos Saíz”. Contrae matrimonio con el poeta Raydel Hernández Fernández en 1991.Se publican y reeditan la mayoría de sus libros. Se realiza un Coloquio Internacional sobre su obra en la Universidad de Matanzas “Camilo Cienfuegos”.
Es jurado del Premio Casa de las Américas, del “Julián del Casal” de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba(UNEAC), del Concurso Hispanoamericano de Poesía en la Feria Popular, organizado en Madrid por el grupo “Prometeo” y en muchos más. Representa a su país en eventos literarios organizados en Venezuela, España y Bulgaria. Desde 1980, en Madrid, la Tertulia Poética que lleva su nombre convoca anualmente a un Premio Internacional de Poesía. Poemas suyos han sido traducidos al inglés, francés, italiano, ruso, búlgaro, rumano y vietnamita. Viaja a Venezuela, España, Bulgaria, Rusia, los Estados Unidos y México.

Discurso de Eva (Carilda Oliver Labra)

Hoy te saludo brutalmente:
como un golpe de tos
o una patada.
¿Dónde te metes,
a dónde huyes con tu caja loca
de corazones,
con el reguero de pólvora que tienes?
¿Dónde vives:
en la fosa en que caen todos los sueños
o en esa telaraña donde cuelgan
los huérfanos de padre?
Te extraño,
¿sabes?
como a mí misma
o a los milagros que no pasan.
Te extraño,
¿sabes?
Quisiera persuadirte no sé de qué alegría,
de qué cosa imprudente.
¿Cuándo vas a venir?
Tengo una prisa por jugar a nada,
por decirte "mi vida"
y que los truenos nos humillen
y las naranjas palidezcan en tu mano.
Tengo unas ganas de mirarte al fondo
y hallar velos
y humo,
que, al fin, parece de llama.
De verdad que te quiero,
pero inocentemente,
como la bruja clara donde pienso.
De verdad que no te quiero,
pero inocentemente,
como el ángel embaucado que soy.
Te quiero, no te quiero.
Sortearemos estas palabras
y una que triunfe será la mentirosa.
Amor...
(¿Qué digo? estoy equivocada,
aquí quise poner que ya te odio.)
¿Por qué no vienes?
¿Cómo es posible
que me dejes pasar sin compromiso con el futuro?
¿Cómo es posible que seas austral
y paranoico
y renuncies a mí?
Estarás leyendo los periódicos
o cruzando
por la muerte
y la vida.
Estarás con tus problemas de acústica y de ingle,
inerte,
desgraciado,
entreteniéndote en una aspiración del luto.
Y yo que te deshielo,
que te insulto,
que te traigo un jacinto desplomado;
yo que te apruebo la melancolía;
yo que te convoco
a las sales del cielo
, yo que te zurzo:
¿qué?
¿Cuándo vas a matarme a salivazos,
héroe?
¿Cuándo vas a molerme otra vez bajo la lluvia?
¿Cuándo?
¿Cuándo vas a llamarme pajarito
y puta?
¿Cuándo vas a maldecirme?
¿Cuándo?
Mira que pasa el tiempo,
el tiempo,
el tiempo,
y ya no se me aparecen ni los duendes,
y ya no entiendo los paraguas,
y cada vez soy más sincera,
augusta...
Si te demoras,
si se te hace un nudo y no me encuentras,
vas a quedarte ciego;
si no vuelves ahora: infame, imbécil, torpe, idiota,
voy a llamarme nunca.
Ayer soñe que mientras nos besábamos
había sonado un tiro
y que ninguno de los dos soltamos la esperanza.
éste es un amor
de nadie;
lo encontramos perdido,
náufrago,
en la calle.
Entre tú y yo lo recogimos para ampararlo.
Por eso, cuando nos mordemos,
de noche,
tengo como un miedo de madre a quien dejaste sola.
Pero no importa,
bésame,
otra vez y otra vez
para encontrarme.
Ajústate a mi cintura,
vuelve;
sé mi animal,
muéveme.
Destilaré la vida que me sobra,
los niños condenados.
Dormiremos como homicidas que se salvan
atados por una flor incomparable.
Y a la mañana siguiente cuando cante el gallo
seremos la naturaleza
y me pareceré a tus hijos en la cama.
Vuelve, vuelve.
Atraviésame a rayos.
Hazme otra vez una llave turca.
Pondremos el tocadiscos para siempre.
ven con tu nuca de infiel,
con tu pedrada.
Júrame que no estoy muerta.
Te prometo, amor mío, la manzana.





Poema Se Me Ha Perdido Un Hombre
de Carilda Oliver Labra


Se me ha perdido un hombre.

Y lo busco por cifras y guitarras,
por rostros y entrepisos,
en el cielo,
en la tierra,
dentro de mí.

Se me ha perdido un hombre.

Y me he quedado temblando
como quien no come sino polvo,
como quien ya extravió la sombra.

Pero no,
que no,
que no me ayudan a buscarlo.
¿A quién le importa si su mirada
ha derrotado al tiempo?
¿A quién le importa aquella piel
con ganas
de la luz?
¿A quién le importan unos labios transparentes
que no tuvieron hambre,
unas piernas que sólo corrían al amor?

Se me ha perdido un hombre.

Y todos ríen,
se entretienen,
sudan,
mastican,
se desenvainan por las noches;
despreciativos,
inefables,
maromeros,
unánimes,
como si sólo se hubiese caído un alfiler
o la hoja más seca
del árbol del bien y del mal,
como si la muerte no hubiera entrado
a destiempo
en nuestra casa.

Y yo pensando que era demasiado joven,
que reunía láminas y piedras,
pedacitos de mundo,
hierros,
cosas del mar.
Yo pensando en la grandeza de criatura,
en cómo miraba Venus al atardecer,
en cómo cayó en la trampa.

Yo pensando
en dónde está la mitad del cuerpo mío,
en quién va a cantar ahora para quitarme
el miedo,
en las veces que no nos besamos
y en las que nos besamos,
en sus ojos coléricos frente a la injusticia,
en ese silencio con que me responde,
en la herida que nunca le cosí,
en sus manos.

Se me ha perdido un hombre.

¡Ayúdenme a buscarlo!
Pronto...
Siento frío.
Aquí no hay lámparas ni claves,
no tengo redes
ni computadoras.
No tengo flechas ni radares.

¿Dónde está?
¿Intenta ser mi sombra el desvalido?
¿Se me ha vuelto invisible entre gusanos?

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